portada blog dulzainas en el pradoDulzainas en el Museo del Prado?.Pues si, no son muchos los cuadros donde viene reflejada nuestra querida dulzaina, pero haberlos haylos y el Museo del Prado dispone de alguno de ellos.


el canto de la profetisa maria dulzaina

Aquí podemos ver – El Canto de la Profetisa María – Oleo pintado sobre lámina de cobre hacia el 1687 por Luca Giordano.

Ilustra un pasaje del Antiguo Testamento. La profetisa María, hermana de Moisés, festeja con las mujeres de Israel la gesta que ha supuesto el paso del Mar Rojo, en cuyas aguas había perecido el faraón y su ejército (Éxodo 15, 20-21).La obra podría repetir la composición de los grandes lienzos que Giordano pintó en 1687 para la iglesia de la Anunciata en Nápoles, desaparecidos en un incendio en el siglo XVIII.

Giordano, Luca – Nápoles, 1634 – Nápoles, 1705

Pintor y grabador italiano. Luca Giordano gozó en vida, tanto en Italia como en España, de gran popularidad. Su rapidez de ejecución y como consecuencia su superficialidad, que siempre le reprocharon los partidarios de la estética greco-romana. Por otra parte, su sorprendente capacidad para imitar el estilo de otros artistas le relegó a la condición de copista de pintores célebres. Se le reconoce hoy una fecundísima imaginación y capacidad creativa. Sus primeros biógrafos afirman que se formó en el entorno de Ribera, cuyo estilo imitó en un primer momento. Pronto realizó un decisivo viaje a Roma y Venecia, donde estudió sobre todo a Veronés, cuya influencia se percibe en su trayectoria posterior. En la maduración de su estilo también influyeron poderosamente otros artistas como Mattia Preti, Rubens, Bernini y, sobre todo, Pietro da Cortona, cuyos tipos físicos inspiraron los de Giordano. Durante los últimos años de la década de 1670 comenzó sus grandes decoraciones murales . En 1692 fue llamado a Madrid para llevar a cabo las grandes decoraciones murales del Monasterio de El Escorial, tanto en la escalera como en las bóvedas de la basílica, donde trabajó entre 1692 y 1694. La primera constituye su obra más esmerada, cuyo proceso siguió muy de cerca el propio monarca, Carlos II, donde combinó escenas históricas y alegorías, con personajes reales (los propios monarcas), en una composición que rebosa imaginación y que puso en evidencia ante los españoles su asombroso dominio de la técnica del fresco.

mercurio y argos el prado copia rubens

Aquí podemos ver – Mercurio y Argos – Oleo pintado sobre lienzo en el SXVII por Martínez del Mazo, Juan Bautista.

En un paisaje boscoso, con el cauce de un pequeño río a la derecha, aparece en el centro de la composición Mercurio en el momento de matar al pastor Argos, tras haberle inducido al sueño con su música. El dios porta en la mano derecha una espada y en la izquierda una dulzaina, modalidad popular derivada de la chirimía, mientras que en segundo término se encuentra la ninfa Io convertida en ternera.

Martínez del Mazo, Juan Bautista
¿Beteta? (Cuenca), Hacia 1611 – Madrid, 1667

Pintor español. Su asimilación de los modos velazqueños y la calidad que ello conlleva hace que en ocasiones sea difícil adjudicar al maestro o al discípulo la paternidad de algunas obras. Los lazos de Mazo con Velázquez se hicieron familiares en 1633, fecha en la que casó con una hija del pintor sevillano. Ésta es, sin duda, buena muestra del aprecio del maestro y de la confianza que el arte del alumno le inspiraba. Será a partir de esa fecha cuando existan noticias de Mazo, que iniciará, bajo la protección de su suegro, su propia carrera palatina. Estuvo especialmente vinculado al príncipe Baltasar Carlos -el malogrado hijo de Felipe IV fallecido a los dieciséis años-, del que fue profesor de dibujo y al que acompañó a Zaragoza -donde murió el infante en 1646-, pintando allí el último retrato que se conoce del heredero real (Prado). Fue allí donde realizó la famosa «Vista de la ciudad de Zaragoza» (Prado), por indicación del príncipe. Sabemos de su estancia italiana de 1657, en la que visitó Roma y Nápoles, un viaje que, sin duda, su maestro no podía dejar de recomendarle. Su trabajo en la corte le hizo dedicarse a una temática peculiar, que le distingue con respecto a otros artistas contemporáneos, mayoritariamente empleados en pinturas religiosas. Mazo, en cambio, desarrolló una vena profana singular y, en algunos casos, muy personal. Además, el Prado conserva una gran producción del Mazo copista, requerida para la decoración de los sitios reales. Conocemos sus versiones de obras de la colección real sobre los originales de Tiziano, numerosas composiciones mitológicas de Rubens y otros artistas del norte, como Snyders y, sobre todo, las numerosas piezas sobre animales de los trabajos de Paul de Vos. En sus retratos, se muestra tan cercano a la estela de Velázquez, tanto en la iconografía de los modelos oficiales como en la técnica, que ha hecho especialmente ardua a los investigadores la tarea de diferenciar la atribución de algunas obras. Pero donde Mazo se muestra verdaderamente original es en sus paisajes, un género en el que destacó entre sus colegas hispanos. Sus lienzos sobre estos temas recogen un amplio abanico de intereses, en los que tienen cabida tanto las vistas de arquitecturas clásicas que el pintor pudo conocer en Italia, como los paisajes imaginarios que contienen construcciones antiguas, poblados por pequeños personajes mitológicos. Además, también realizó vistas de ciudades de tipo más verista, como la perdida de Pamplona y la conservada de Zaragoza, o paisajes en los que recrea los jardines de varios palacios reales. Aunque, sin duda, tuvo en cuenta el clasicismo romano que tanto había arraigado en este género y que tan ampliamente estaba representado en el palacio del Buen Retiro, Mazo adoptó una actitud más libre respecto a la naturaleza, más cercana a la captación atmosférica que tan plásticamente supo plasmar su maestro Velázquez en sus recreaciones de la Villa Médicis. También se conservan obras de temática singular, como «La familia del pintor» (Kunst­historisches Museum, Viena), o la «Cacería del tabladillo, en Aranjuez» (adquirida por el Prado en 1934, aunque anteriormente, como el resto, había pertenecido a las colecciones reales), que muestra uno de los más reiterados divertimentos reales. El Museo del Prado conserva, en total, treinta y dos lienzos de Mazo, de los cuales hasta dieciocho son copias de grandes maestros, diez son vistas y paisajes y tres son retratos (García López, D. en: E.M.N.P, 2006, tomo IV, pp. 1502-1503).

las habaneras manuel rodriguez de guzman

Aquí podemos ver – Las habaneras – Oleo pintado sobre lienzo hacia 1864 por Manuel Rodríguez de Guzmán.

Rodríguez de Guzmán, Manuel
Sevilla, 1818 – Sevilla, 1867

Pintor español especializado en escenas costumbristas y folclóricas andaluzas, inició su formación artística en la Academia de Bellas Artes de Sevilla, donde fue discípulo de José Domínguez Bécquer. Desde 1854 se estableció en Madrid, con intención de introducirse en la corte, lo que logró en parte, ya que consiguió el encargo de la reina de pintar las costumbres de todas las provincias de España. A este proyecto corresponden, entre otros, los lienzos del Museo del Prado Baile en la Virgen del Puerto y La feria de Santiponce, su obra maestra, además de otros dos que pertenecen al Patrimonio Nacional titulados La Feria de Sevilla y La procesión del Rocío. Amigo de Antonio María Esquivel, participó asiduamente en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, donde obtuvo mención honorífica en 1858 por su cuadro de tema literario Rinconete y Cortadillo, inspirado en una de las célebres Novelas ejemplares de Cervantes. Considerado el mejor pintor de todo el costumbrismo romántico andaluz, su pintura se caracteriza por un colorido brillante y una gran facilidad para captar los tipos populares y para componer escenas repletas de pequeñas figuras descritas minuciosamente
(Fernández Martínez, D. En: E.M.N.P, 2006, Tomo V, p.1888).

la natividad maestro de sigena

Aquí podemos ver – La Natividad – Oleo pintado sobre tabla en 1519 por Maestro de Sigena.

Ambientado en un marco de clásicas arquitecturas, el cuadro muestra a la Sagrada Familia, con el niño tumbado en el suelo, ocupando el primer plano de la composición. Formando parte de este grupo, en el centro, destaca un ángel ataviado con túnica blanca que sujeta con sus manos una filacteria de gran tamaño en la que aparece notado el Gloria que entona el coro. Este círculo de figuras se completa con un orante vestido con túnica verde, situado junto a San José. Tras dicho elenco, entre los muros, se halla un nutrido coro angélico que conduce nuestra vista hacia el fondo de la composición donde se ha representado el anuncio a los pastores. En esta escena un ángel sostiene una filacteria con el texto del Gloria, sin música escrita, y uno de los pastores tañe un aerófono, quizás una dulzaina. La arquitectura de aire renacentista, el modo original de componer e incluso la gama cromática, vinculan a este enigmático y personal pintor con el arte centroeuropeo y en particular con Michael Pacher. Las monumentales figuras, dotadas de una artificiosidad que se hace patente en los complejos plegados, resultan demasiado grandes para el marco arquitectónico. Procede del retablo mayor del Panteón Real del monasterio de Sigena (Huesca).

Maestro de Sigena
Activo, 1515-1520

Pintor español. Recibe su nombre de una tabla conservada en el Museo del Prado que representa la Natividad y que procede del retablo mayor del Panteón Real del monasterio de Sigena (Huesca). La presencia de arquitecturas renacentistas en sus obras, el original modo de componer y la paleta por él utilizada vinculan a este artista con el arte centroeuropeo y en particular con Michael Pacher. Representa figuras monumentales, vestidas con ropajes artificiosos de complejos plegados, que en ocasiones están desproporcionadas respecto al marco arquitectónico.

pastor tocando dulzaina goya

Aquí podemos ver – Pastor tocando la dulzaina – Oleo pintado sobre lienzo 1786-1787 por Francisco de Goya y Lucientes.

Un músico, identificado tradicionalmente como un pastor, hace sonar su dulzaina, recostado en un montículo del paisaje. El tapiz resultante de este cartón formaba parte de los que iban a decorar el comedor (?) de los Príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) en el palacio de El Pardo, encargo de 1786-1787. Su formato indica que era para la decoración de una sobrepuerta, formando pareja con el Cazador al lado de una fuente (P02896). La serie iba a consistir en trece tapices con el tema de las Cuatro Estaciones y otras escenas campestres, descritas como “Pinturas de asuntos jocosos y agradables”. Los tapices no llegaron a colgarse en su destino por la muerte de Carlos III, ocurrida en diciembre de 1788. El Museo del Prado conserva once cartones (P02896, P00796, P06323, P02895, P2524, P00797, P00793, P00795, P00798, P07346, P00794) y uno de los seis bocetos preparatorios conocidos (P02782).

Francisco de Goya y Lucientes tuvo una carrera y vida tan extensa que dejamos el link para no hacer este blog tan extenso. https://www.museodelprado.es/coleccion/artista/goya-y-lucientes-francisco-de/39568a17-81b5-4d6f-84fa-12db60780812

la boda goya dulzaina

Aquí podemos ver – La Boda – Oleo pintado sobre lienzo 1791-1792 por Francisco de Goya y Lucientes.

La escena, que se desarrolla bajo un gran arco o puente de piedra, presenta un cortejo nupcial presidido por la desigualdad: una joven decidida y bella va a casarse con un hombre gordo y feo, pero rico, que se apresura tras ella, intentando detenerla. El padre de la novia, con una casaca raída, sigue al cortejo con gesto complaciente. Las mozas, amigas de la novia, sonríen con maliciosa envidia, y el cura parece reírse del padre, mientras que un joven de perfil, al fondo, tal vez un pretendiente rechazado, mira el paso de la comitiva con gesto alterado. Presenta Goya un matrimonio, el de conveniencia, denunciado por los ilustrados, como en la comedia de Leandro Fernández de Moratín, El sí de las niñas.

El tapiz resultante de este cartón estaba destinado a la decoración, «de asumptos de cosas campestres y jocosas», del muro principal del despacho de Carlos IV en la zona palaciega de San Lorenzo de El Escorial, encargada en 1790 y último proyecto de este género realizado por Goya. Se conocen dos bocetos para esta serie, de Las mozas de cántaro y de El pelele (Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza y Los Ángeles, The Armand Hammer Museum of Art), y siete cartones, de los que el Museo del Prado conserva seis.

los zancos el prado dulzaina

Por último y no menos importante otro de Goya. Aquí podemos ver – Los Zancos – Oleo pintado sobre lienzo 1791-1792 por Francisco de Goya y Lucientes.

Dos jóvenes, sobre zancos de gran altura, se arriesgan en difícil equilibrio para cortejar a la joven asomada a la ventana de una magnífica casa de piedra. Les acompañan otros dos mozos a pie, tocando la dulzaina, y contemplan la escena hombres embozados en sus capas, con los sombreros de ala ancha cubriéndoles el rostro por completo, así como mujeres pensativas y niños alborozados.

El tapiz resultante de este cartón estaba destinado a la decoración, «de asumptos de cosas campestres y jocosas», del despacho de Carlos IV en la zona palaciega de San Lorenzo de El Escorial, encargada en 1790 y último proyecto de este género realizado por Goya. Se conocen dos bocetos para esta serie, de Las mozas de cántaro y de El pelele (Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza y Los Ángeles, The Armand Hammer Museum of Art), y siete cartones, de los que el Museo del Prado conserva cinco.

FIN.

Las imágenes de este blog han sido manipuladas para que el lector pueda ver mejor los detalles haciéndolas más claras, pero para quien quiera ver como son en realidad y con mucha calidad de imagen puede visitar la web del museo del prado www.museodelprado.es o incluso ir a verlos insitu, que seguro no os dejan indiferentes.