blog agapito marazuela 300x200En Dulzaineros Ilustres Agapito Marazuela.
(Valverde del Majano (Segovia), 20 de noviembre de 1891 – Segovia, 24 de febrero de 1983) fue un folklorista, musicólogo y destacado dulzainero español. Se dedicó durante toda su vida a recopilar la tradición musical popular castellana, amenazada de extinción por el despoblamiento rural.

Hoy 24 de febrero de 2016 hace 33 años que murió Agapito Marazuela. Las pocas personas que le acompañaron en las últimas horas de su vida aún recuerdan admirados cómo, postrado en el lecho y semiinconsciente, parecía sentir intensamente una música que le llegaba desde el corazón.agapito_marazuela_b_efesptwo068200-1708429.jpg_1306973099
Nunca sabremos qué melodía escuchó el maestro en ese trance, pero es seguro que estaba en su Cancionero. ¿»La media llave», que recogió del «Tío Roque»? Pudiera ser, y si no, poco importa. El maestro falleció aquella fría madrugada de invierno marcando el compás con la mano. Abajo, a la izquierda y arriba. Abajo, izquierda, derecha y arriba. Como un genial director de orquesta.
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SU GRAN OBRA: Agapito Marazuela fue el último de los grandes folkloristas que a principios del siglo XX comenzaron la labor de recogida de músicas y canciones populares que ya entonces corrían peligro de desaparición.
Nació en 1891 en Valverde del Majano donde, según el marqués de Lozoya: «En esos sotos cercanos al Eresma, en la romería de la Aparecida, oiría de niño esa música de dulzaina y tamboril que es la que cala más hondo en el corazón de un segoviano». Y así debió ser porque el maestro Marazuela dedicó toda su vida a la memorización, estudio e interpretación de aquellas «tonás» inimitables que cantaban los campesinos castellanos de hace un siglo. O esas piezas de dulzaina y tamboril que ya entonces estaban en regresión
frente a otras músicas que llegaban del exterior. Desde muy joven recorrió como músico las fiestas y romerías de Segovia y de Ávila, una experiencia que le sirvió para elaborar el Cancionero de Castilla
la Vieja, una obra fundamental con la que obtuvo el primer premio del Concurso Nacional de Folklore
celebrado en Madrid en 1932. El jurado estaba presidido por Oscar Esplá y entre sus miembros se encontraba
Gerardo Diego. Por entonces, Ramón Menéndez Pidal le pensionó a través del Centro de Estudios Históricos para que continuara con su labor de recopilador de romances. Así que Marazuela compartió durante algún
tiempo el trabajo de investigación folklórica con el de concertista de guitarra por España y Francia, porque también era un renombrado guitarrista clásico.

Agapito Marazuela hace en el Cursillo exhi­bición de su maestría en la dulzaina, instrumen­to por él recuperado cuando su uso tradicio­nal estaba a punto de extinguirse.

Agapito Marazuela hace en el Cursillo exhi­bición de su maestría en la dulzaina, instrumen­to por él recuperado cuando su uso tradicio­nal estaba a punto de extinguirse.

LA CÁRCEL Y EL OLVIDO Como a tantos otros españoles, la Guerra Civil truncó su prometedora carrera.Comprometido con la República participó en la Exposición Internacional de París como comisionado de los grupos folklóricos españoles. Además, en Madrid, colaboró junto a Emiliano Barral en la organización de las Milicias Antifascistas segovianas. Al acabar la guerra cumplió seis años de cárcel y, como en alguna de las prisiones por donde pasó le dejaron llevar su guitarra, ofreció conciertos a sus compañeros reclusos. Lo recordó alguna vez el histórico dirigente comunista Sánchez Montero. También organizó rondallas y coros para entretener y elevar la moral de los presos. Cuentan que sacaba de su bolsillo izquierdo un diapasónque se acercaba al oído para afinar aquellas rudas voces. Precisamente, en el penal de Ocaña, conoció en 1948 a un joven paisano, condenado como él por sus ideas, del que ya no se separaría jamás. Naturalmente,era Manuel González Herrero. Marginado durante mucho tiempo por su ideología política, un grupo de artistas segovianos, entre los que estaban Carlos Muñoz de Pablos y Fausto Núñez, rehabilitó la figura de Agapito Marazuela y consiguió de la Diputación y la Caja de Ahorros, un local para que el maestro enseñara música. Se trataba de un semisótano con una pomposa lápida en la puerta con el nombre de «Catedra del Folklore Segoviano». Pero lo más importante es que por entonces, 1964, por fin pudo ver la luz su gran contribución a la cultura popular, el Cancionero Segoviano. Costeado, 25 años después de la Victoria, por el gobernadorcivil y jefe provincial del Movimiento, Juan Murillo de Valdivia.agapito tamborTIEMPO DE ESPERANZA Agapito Marazuela vivió un cierto reconocimiento durante los últimos años de su vida, y también algunos sinsabores fruto de la envidia
y de un pasado que algunos en Segovia no le perdonaron jamás. Sus cada vez más escasas apariciones públicas tuvieron el carácter de acontecimiento. Se había convertido en un símbolo vivo del incipiente movimiento regionalista castellano. Su obra representaba una contribución impagable a la recuperación y custodia del folklore castellano durante unos años dificilísimos en los que un pesado manto de desvalor estuvo a punto de llevarse por la trampa buena parte de todo ello, como él mismo llegó a temer.
agapito marazuela showMarazuela murió hace ahora
treinta y tres años. Fue muy discreto y reservado con su vida personal. Único superviviente de once hermanos, se casó en Segovia con Isabel Gil martín de la que se separó al terminar la Guerra Civil. Tuvieron una niña que murió siendo muy pequeña. Los últimos quince años de su vida vivió de pupilo en un piso al final de la calle José Zorrilla, pacientemente mimado y cuidado por una extraordinaria mujer, Natividad Guereta Regidor. Agapito Marazuela fue a parar a su casa tras unas disputas familiares de las que salió mal parado. Antes había vivido en la Venta «El Pito», junto a la Fuencisla. Y más tarde en una pensión que había por San Justo. Nati, una magnífica mujer, sencilla, muy religiosa y trabajadora fue, junto a Julia González Gallego, su verdadera familia en los últimos años de su vida. No tuvo demasiados alumnos, aunque, afortunadamente, Joaquín González, entonces joven estudiante de Derecho se había convertido en el más puro continuador de su estilo como dulzainero y redoblante. De hecho fue el fundador y primer director de la Escuela de dulzaina de Segovia.
agapito.jpg Producción ABC.-CLE

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SU LEGADO El gran maestro del folklore castellano no dejó testamento escrito, pero se cumplió su voluntad. Su deseo de siempre fue que su dulzaina, firmada por Velasco, se entregara a Aureliano Muñoz, antiguo discípulo, hijo de un molinero abulense que acogió en su casa a Marazuela cuando este salió de la cárcel. Su guitarra, una valiosa Santos Hernández, la recibió
Eugenio Urrialde, también alumno suyo, que tuteló durante mucho tiempo una Academia de guitarra en Oviedo. Pocas cosas más le quedaban a este segoviano universal que fue el querido maestro Agapito Marazuela. Su entierro no pudo ser más pobre y sencillo. Ni el entonces órgano preautonómico, el Consejo General de Castilla y León, ni el resto de las administraciones segovianas enviaron una corona de flores. Dicho esto
para que se sepa y conste.


En este blog simplemente nos hacemos eco de la información que existe de este personaje en internet, información copiada de wikipedia:https://es.wikipedia.org/wiki/Agapito_Marazuela
de un artículo de carlos blanco: http://www.dipsegovia.es/documents/963029/1050280/ADESEGOVIA_24_02_13_PG020.PDF
e imágenes tomadas en google images.
estatua agapito marazuela dulzainero historico
Escultura de Agapito Marazuela en la plazuela de la judería de Segovia (obra de José María Moro).
Escultura chulísima pero que echamos de menos que además de su guitarra portara una dulzaina, ya que no existen muchas estatuas en España dedicadas a dulzaineros.